The Siekopai
La Nación Siekopai
Antecedentes históricos
Los Siekopai, también conocidos como Secoya, son un pueblo indígena del norte de la Amazonía ecuatoriana, en la provincia de Sucumbíos, a lo largo del río Aguarico. Sus ancestros ocuparon un vasto territorio entre los ríos Napo, Putumayo y Aguarico. La colonización por misioneros, epidemias devastadoras, el brutal auge del caucho a finales del siglo XIX y la guerra fronteriza con Perú en 1941 provocaron un grave declive poblacional y la dispersión del pueblo. De una población estimada en 50,000 personas antes del contacto, se redujeron a apenas unos cientos hacia finales del siglo XX. Hoy en día, cerca de 800 Siekopai permanecen en Ecuador, habiendo perdido más del 95% de su territorio ancestral.
Comunidades y lengua
Las comunidades Siekopai se concentran en un puñado de aldeas pequeñas, entre ellas San Pablo de Katëtsiaya, Siekoya Remolino, Eno, Wa’iya y Bellavista. Estos asentamientos son remotos, algunos accesibles únicamente en canoa. Los Siekopai hablan Pai’koka, una lengua tucano occidental actualmente en peligro crítico, con unos 1,600 hablantes en Ecuador y Perú. Sus tradiciones culturales permanecen fuertes, en particular el conocimiento de plantas medicinales como el yajé y el yoko, así como las historias orales ligadas a sus paisajes de bosques y ríos. Sin embargo, las presiones modernas —incluyendo la migración juvenil hacia las ciudades, el trabajo en compañías petroleras y el arrendamiento de tierras para proyectos de palma africana o petróleo— amenazan la transmisión intergeneracional de la lengua y las tradiciones.
Contexto ambiental y amenazas
El territorio Siekopai se encuentra en una de las regiones más biodiversas del alto Amazonas. Tradicionalmente, se han sustentado mediante agricultura a pequeña escala, caza y pesca, con profundos vínculos espirituales y prácticos con el bosque y el río. Desde la década de 1970, sin embargo, el desarrollo petrolero en Sucumbíos ha causado deforestación generalizada, derrames tóxicos y contaminación crónica de los ríos. Miles de millones de galones de desechos sin tratar se han vertido en el río Aguarico y sus afluentes, afectando las pesquerías, la fauna silvestre y la salud comunitaria. Las carreteras petroleras facilitaron oleadas de colonos que talaron bosques para agricultura y ganadería. En las últimas dos décadas, los monocultivos de palma africana se han expandido agresivamente, convirtiendo más de 160,000 acres de selva en la región y contaminando las fuentes de agua con fertilizantes y pesticidas de los que dependen las comunidades Siekopai para beber y pescar.
Resistencia y defensa territorial
A pesar de estos desafíos, los Siekopai se han convertido en firmes defensores de su territorio. Algunas comunidades, como Siekoya Remolino, han resistido proyectos petroleros y de palma, rechazando pagos para desmontar la tierra y logrando detener una carretera petrolera que habría atravesado selva intacta hacia la frontera con Perú. Patrullas comunitarias monitorean la tala ilegal, la caza y las invasiones, mientras que proyectos de reforestación y agroforestería buscan restaurar áreas degradadas. Con el apoyo de organizaciones como Amazon Frontlines y la Alianza Ceibo, los Siekopai combinan conocimientos ancestrales con herramientas de cartografía, monitoreo y defensa legal para fortalecer la defensa territorial.
Victorias legales y perspectivas futuras
En 2023, los Siekopai alcanzaron una victoria legal histórica cuando los tribunales ecuatorianos ordenaron la restitución de 42,360 hectáreas de humedales ancestrales (Pë’këya), previamente incorporados en una reserva de vida silvestre. Este fallo devolvió parte de su territorio a su gestión y reafirmó la interdependencia entre la supervivencia cultural Siekopai y la protección ecológica. Los mayores insisten en que su identidad y futuro dependen de la defensa del bosque y el río. Hoy los Siekopai se encuentran en una encrucijada: son un pueblo pequeño pero resiliente, decidido a revitalizar su lengua, cultura y autonomía, mientras enfrentan amenazas ambientales y económicas persistentes. Su lucha ilustra tanto las vulnerabilidades como las fortalezas de los pueblos indígenas que buscan salvaguardar sus territorios en la Amazonía.